
Ellos observaron que esa energía original no sólo había hecho surgir de la nada, el cielo, la tierra, los astros y el firmamento, sino que también había producido

El Chi estaba en todas partes, formaba parte de la naturaleza, alimentándola y alimentándose de ella.
La energía potenciaba el movimiento de las estaciones y éstas, a su vez, regulaban el Chi manteniendo la vida del planeta en un ciclo de constante regeneración. Igual como en la naturaleza, el Chi también actuaba en el ser humano. La energía de la naturaleza se fundía con la energía de la persona formando así una sola unidad.

Las primeras referencias datan de hace más de 4000 años, durante el reinado del emperador Huang Di. Durante los siglos se formaban escuelas, mayoritariamente en monasterios, donde se guardaban la técnica en secreto, evolucionando con los años en una filosofía de vida.
Huang Dí dijo.

“Las cuatro estaciones y el yin-yang son la raíz de todo. De modo que la persona sabia nutre el yang en primavera y verano, el yin se nutre en otoño e invierno.
Seguir estas reglas es la base a través de la cual todas las cosas ascienden, viven y crecen”
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